Se estima que, en España, se detectan unos 3000 casos nuevos cada año de personas con tumores cerebrales. A pesar de considerarse una cifra relativamente baja, este tipo de tumores pueden llegar a tener un alto impacto en la vida de las personas que los sufren debido a la afectación neurológica derivada de la compresión intracraneal o las cirugías para su extirpación.
Entre las posibles secuelas neurológicas podemos encontrar epilepsia, déficits cognitivos, sensoriales o motores. A estos síntomas, se sumarán los efectos secundarios que provocan los tratamientos oncológicos en muchas ocasiones.
En cualquier caso, la valoración y abordaje desde fisioterapia neurológica y oncológica estará indicado.
¿Qué puede hacer la fisioterapia por las personas con tumores cerebrales?
Por una parte, cada vez más estudios respaldan la idoneidad del ejercicio terapéutico individualizado y controlado para paliar los efectos secundarios de los tratamientos, como la quimioterapia, en casi cualquier tipo de cáncer, incluidos aquellos que afectan al sistema nervioso central. Los beneficios de la fisioterapia en este aspecto suelen incluir una menor fatiga y una mejor tolerancia al tratamiento.
Por otra parte, está ampliamente demostrado que un inicio precoz de la neurorrehabilitación favorece una mejor recuperación, funcionalidad y autonomía. La fisioterapia neurológica ayudará en la recuperación de la fuerza, la sensibilidad o el equilibrio, según cada caso, para ganar en movilidad.
Será necesario contar con fisioterapeutas especializados que, por una parte, busquen rehabilitar aquellas funciones que se hayan deteriorado mientras tiene en cuenta todos los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos para también paliarlos. En la medida de lo posible, este abordaje comenzará precozmente y adaptándose a las sensaciones y estado general de la persona, orientando el tratamiento fisioterapéutico a los objetivos de recuperación que tenga.
Por desgracia, la falta de especialidades en fisioterapia reconocidas por el Ministerio de Sanidad, la escasez de fisioterapeutas en el sistema público de salud, la pobre integración en los diferentes servicios y el inexistente acceso directo del usuario a los servicios de fisioterapia, dificultan el acceso de los pacientes a un recurso tan necesario que es capaz de acortar estancias hospitalarias y de evitar mayores grados de discapacidad en las personas afectadas.