La enfermedad de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más prevalente, con una edad media de diagnóstico entre los 55 y los 60 años. En la actualidad no existe un tratamiento que la cure, pero sí terapias que mantienen y retrasan su evolución.
Se estima que entre el 24 y el 53% de las personas afectadas son dependientes, cifra que, previsiblemente, aumentará con el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida. Por lo tanto, tanto los medicamentos y las terapias no farmacológicas juegan y jugarán un papel importante en la vida de estas personas. Especialmente la fisioterapia, ya que es la disciplina encargada de abordar el movimiento. Por su parte, el movimiento y el sistema motor es uno de los principales afectados en la Enfermedad de Parkinson.
Aunque el síntoma motor más típico y conocido en el Parkinson sea el temblor, se estima que, en torno al 30% de pacientes, no lo presentan. Pero sí ocurre, invariablemente, un aumento del tono muscular y un enlentecimiento de los movimientos. Todo esto, en función de la evolución, podrá afectar a la forma de caminar y al equilibrio, a la capacidad para manipular objetos, incluso a la forma de hablar y de tragar. Por eso la fisioterapia es tan importante.
La fisioterapia, como disciplina especialista en el movimiento, tendrá una labor crucial en el abordaje de los síntomas motores con el fin de, al menos, mantener la función el mayor tiempo posible; lo que repercutirá directamente en el nivel de dependencia de las personas que lo padecen. Además, hay numerosos estudios que avalan la fisioterapia para mejorar la postura o la calidad de la marcha y del movimiento en general. Sin embargo, el acceso a este servicio en el SNS es muy limitado, al igual que ocurre con otras tantas enfermedades neurodegenerativas. Lo habitual es que las personas con Parkinson que se benefician de la fisioterapia en el sistema público lo hagan de forma puntual y relacionado a un evento fortuito secundario a la enfermedad, como, por ejemplo, una caída que provoque alguna lesión.
La fisioterapia es una aliada del tratamiento farmacológico y debería ser parte del abordaje terapéutico desde el primer momento en el que el neurólogo emite su juicio clínico o sospecha diagnóstica. ¿Por qué tan temprano? Por todo lo mencionado anteriormente. Aun descartándose la Enfermedad de Parkinson y llegando al diagnóstico de otro parkinsonismo, el abordaje sobre la calidad del movimiento será fundamental para el mantenimiento de la calidad de vida.